La importancia de hackear el aula

¿Qué tipo de organización de la enseñanza se requiere en las escuelas del siglo XXI?
La respuesta a esta interrogante es a la vez sencilla y tremendamente compleja: si queremos una educación distinta la enseñanza debe efectuarse en espacios distintos a los que actualmente tenemos en la mayoría de las escuelas, construidas con una visión fabril, con salones iguales , diseñados bajo los mismos diseños y medidas, atravesados por reducidos pasillos cual si fuese una cadena de producción masiva.
Las habilidades para reestructurar el tiempo y el espacio de aprendizaje
Asimismo, la irrupción de la tecnología digital y el internet nos dice que el tiempo de la enseñanza y el aprendizaje no puede ser ya nunca más el mismo, pues los alumnos llegan sobre expuestos a la información, y cuentan con tiempos adicionales para interactuar con contenidos y actores que complementan o diluyen los aprendizajes del aula. Por ello, requieren tiempos para reflexionar, para estar consigo mismos y también para interactuar de manera significativa con sus compañeros, sin que las actividades.
En realidad, con la modificación del espacio y el tiempo se altera el modelo pedagógico que ha prevalecido por siglos, donde el centro de la práctica es el docente y el punto de atención principal para los alumnos es el frente de las aulas y el pizarrón, no los compañeros ni otros lugares del entorno, ya sea dentro o fuera de la escuela.

Ahora se habla de escuelas más flexibles, que puedan cambiar su estructura fácilmente, más abiertas a la comunidad, accesibles para todo tipo de necesidades y con oportunidades para que los alumnos decidan cuáles espacios son más propicios para su aprendizaje y cómo se pueden utilizar mejor.
¿Puede hacer algo el docente para modificar estos referentes de organización?
Sí puede hacer y mucho, aunque no siempre se puede lograr lo deseado por las limitantes propias de la infraestructura escolar, el currículo y la normtividad escolar.
No obstante, hay ahora diversas posturas que invitan a hackear el aula, es decir, a identificar cuál es el código de organización que persiste para después modificarlos.
En este sentido, las propuestas ponen el acento, más que en la compra de mobiliario y la adquisición de costoso equipo digital, en la creatividad pedagógica para aprovechar los recursos del entorno y orientarse hacia la producción propia, conocida como cultura maker o hágalo usted mismo, el uso intensivo de las tecnologías para la información y la comunicación para ahorrar tiempos y favorecer la colaboración, entre otros elementos innovadores.
Las transformaciones educativas en el mundo exigen ponerse en marcha interviniendo sobre nuestros principales recursos docentes, que son el tiempo y el espacio en que hacemos aprender a los alumnos.
Esta intervención exige creatividad, capacidad de observación, manejo de recursos tecnológicos y sobre todo, hacer partícipes a los estudiantes de la manera en que pueden modificar sus condiciones de estudio, de manera que estén motivados y enfocados en sus propias pasiones intelectuales y no en las que los docentes les dictan.